lunes, 23 de junio de 2008

Semana a semana vamos dando pequeños pasitos. Ayer por la noche la subimos a casa en el remolque.
Por el camino perdimos una de la tapas laterales. La otra ya la habíamos metido en el coche porque no eramos capaces de dejarla bien colocada. Menos mal que el escandalo del cófano saltando por la carretera nos avisó para que no lo dejáramos por el camino. Todo se saldó con un rallonazo que nos ha descubierto el color original de la moto. Era azul.

Enseguida empezaremos con la parte más divertida de la restauración, desarmarla. Yo en esta fase tengo bastante experiencia. Tengo varias motos "archivadas" con todas las piezas en cajitas y sobres de plástico. Eso si, bien numeradas y clasificadas.
Con las cámaras digitales es mucho más fácil restaurar, se pueden hacer cientos de fotos según se va desmontando todo y luego son muy útiles para volver a armarla.

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