Aprovecho el repaso del cuadro y bastidor para enderezar alguna pieza de la que se ven evidentemente torcidas, como el soporte de la palanca de cambio.
A partir de ahí, ya sólo queda ir quitando partes del conjunto, empezando por el sillín, caja de herramientas, depósito de gasolina, freno trasero y todos los accesorios posibles como cables y piloto.
El depósito de gasolina tiene bastante mala pinta. No hay más que ver la cantidad de oxido en capas que sale de dentro al sacudirlo. Ya veremos como viene después del chorro de arena.
Muchos de los tornillos están totalmente oxidados y se rompen al intentar desenroscarlos. No pasa nada porque se ha de sustituir toda la tornillería, sólo veo problemas para conseguir algunos de los tornillos de M7 y los especiales, habrá que ver si los tienen los recambistas.
El siguiente paso es desmontar la horquilla delantera. una vez quitados los cables y el faro, se suelta el manillar y las tuercas del sistema de bieletas de la suspensión, Finalmente queda libre toda la parte delantera, y ya puedo quitarle la rueda y desmontar la aleta.
Con las bieletas desmontadas se comprueba el estado de los casquillos de bronce de las suspensiones, Están todos para sustituir, se ve que no recibía mantenimiento desde hace muchos años porque no queda ya ni rastro de grasa. Los engrasadores están pintados de rojo y no funcionaban.
Para mandar el cuadro a chorrear, se le desmontan también las cazoletas de los cojinetes de bolas de la dirección. Las bolas se pondrán nuevas y las cazoletas se enviarán a cromar.
A continuación desmonto el basculante trasero. Los muelles sueltan bien de uno de los lados y el eje sale sin complicaciones, Estos cojinetes parece que si están en buen estado y no será necesario cambiarlos. Los tornillos de regulación de los muelles están totalmente agarrados al cuadro y uno de ellos rompe al sacarlo, Va a ser necesario fabricar uno al torno.
El último paso es desmontar el caballete. Estuve dándole varias vueltas a ver como podía venir montado porque todo parece una pieza. En realidad lleva un eje pasante, al cual costó realmente convencer de que tenía que salir de sitio en el que debía de llevar metido más de medio siglo. Finalmente lo pude sacar con una prensa. Los agujeros en las orejetas del chasis están totalmente desgastados ya que el basculante giraba sobre ellos. Como el velomotor pesa muy poco, cumplía de sobra su cometido.
En esta pieza, que es el eje de la dirección, se puede ver un poco del color original de la moto, más oscuro que la pintura con la que se repintó más tarde a brocha.
Ya están listas todas las piezas del cuadro para enviarlas al chorro de arena. A ver que sorpresas nos encontramos a la vuelta.